domingo, 23 de marzo de 2014

conmigo que no cuenten

Se que la entrada de hoy puede levantar ampollas, pero tan sólo pretendo expresar todo lo que me remueve por dentro.

Llamarme poco solidaria, pasota o definirme como queráis, pero como dice el título, conmigo que no cuenten.

Hace un tiempo decidí no acudir a manifestaciones no porque no quiera luchar por mis derechos o mis ideales, sino porque ME NIEGO a que me utilicen como un número para ideas políticas. A día de hoy ninguna ideología política me representa ni se merece mi confianza, por lo que no pienso permitir sentirme utilizada para sus cifras. También influye la ansiedad que me provocan las aglomeraciones, eso no ayuda mucho a animarme a salir a "tomar las calles".

Por otro lado, la suerte o la desgracia de vivir en la capital de España, hace que uno debe ser un poco más "tolerante", puesto que las concentraciones, manifestaciones y demás actos que busquen mayor repercusión se realizan esta ciudad.

Por supuesto que ni los partidos políticos, ni los radicales (que los hay en todas partes) son la inmensa mayoría, pero son los que más se ven, los que más se escuchan, y los que más daño nos hacen. Ellos mismos son los que me están privando del derecho de salir a la calle a decir lo que siento, porque por sus actos, otros muchos por estar ahí, en el momento menos indicado, pueden acabar dañados. Y no sólo físicamente, a ver ahora quien se solidariza con ese empresario que por tener una terraza en la zona donde esos radicales pasaban, se tiene que costear (o esperar a que valoren y si tiene suerte le cubran alguno de los daños que haya sufrido su negocio),o esa parada de autobús, donde esperemos que mañana no llueva o los usuarios del transporte público nos tendremos que mojar porque decidieron romperla, o el cajero de un banco (que por muy "ladrones" que les consideremos) mañana no podremos ir a sacar dinero porque alguien decidió liarse a golpes con él.

Me repito, conmigo que no cuenten para eso, lo siento pero no. A mi no, no me representan ni los políticos ni los radicales. Y de hecho hoy me siento indignada viendo los destrozos en mi ciudad. Y también me siento indignada porque aunque se manipulen cifras e imágenes, los daños son los que son.

Y no nos olvidemos de los daños físicos que han sufrido aquellos que, aunque salgan cargados con pelotas de gomas, están haciendo su trabajo. Son profesionales que decidieron poner su vida al servicio de los demás. Si ya se, pensaréis que nadie les ha obligado a ello, igual que otro elige ser médico, bombero o panadero. La diferencia está en que su vida suele estar más expuesta que la nuestra, y deberíamos aprender a valorar eso un poco más. Repito, radicales hay en todas partes, pero que no me vengan a vender la moto, he visto tanto a un policía lanzando pelotas de goma dando en un ojo a un fotógrafo como a un radical encapuchado agrediendo a un policía.

No nos engañemos, que la dignidad que está en juego es la de todos, incluida la de los cuerpos de seguridad.

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