jueves, 24 de octubre de 2013

reflexiones de una mañana lluviosa

Aunque hace tiempo que no escribo, las ideas se me agolpan en la cabeza. Hoy no puedo más que dejarlas salir, aunque sea a borbotones y sin aparente cordura, porque necesito soltarlo…


Es probable que me lluevan críticas por soltarlo así, sin revisar y sin saber hacerme entender.

Estudié en una escuela privada, creo que por ello no soy ni mejor ni peor persona que cualquier otro, pero tampoco creo que deba ser algo de lo que deba “avergonzarme”. Les estoy eternamente agradecida a mis padres que hiciesen ese enorme esfuerzo económico para lograr que sus tres hijos pudiesen estudiar en colegios privados.

Trabajo en Sanidad Privada, ¿debería sentirme mala persona por ello? Es un negocio, si, como el que vende pan o fabrica tornillos, con la diferencia de que lo que se traen entre manos es la salud y no el pan. No formo parte del personal sanitario, pero ellos, como tantos otros, tienen varios trabajos (en sanidad pública y en la privada). Podría decirse que yo como de la salud de los demás (estoy comercializando con su salud?!).

Cada edad tiene unas preocupaciones y en cada etapa esos problemas se nos hacen un mundo. No menospreciemos lo que para otros es un abismo porque consideremos que lo nuestro es más importante. A cada cual le duele lo suyo y desde mi humilde punto de vista, los pequeños son más débiles a las adversidades y aunque ellos no sepan de hipotecas o de devoluciones de recibos, si conocen lo que son las preocupaciones, los agobios y el sufrimiento.

Que quede claro que este escrito no es un levantamiento contra nada. Yo también defiendo el derecho a una sanidad y una enseñanza pública.